La pediatría es una especialidad relativamente nueva, desarrollada a mediados del siglo XIX. En la antigüedad no existía como una disciplina médica, sino que la salud de los niños era responsabilidad de sus madres y comadronas. Actualmente ya se ha convertido en una rama científica. En este artículo hablaremos de su significado, así como de sus deberes y responsabilidades principales. ¡No te lo pierdas! Además, si lo deseas, puedes especializarte en el sector con nuestro Curso en Cuidados Auxiliares Básicos de Enfermería + Especialidad en Pediatría + Especialidad en Urgencias.

¿Qué es la pediatría?

La pediatría es una rama de la medicina. Se encarga de promover y vigilar la salud y el cuidado médico de los infantes, niños y adolescentes, desde el nacimiento hasta la adolescencia. Es decir, durante toda su fase de desarrollo hasta los 18 años de edad.

Los profesionales de esta área deben trabajar junto a los padres, como un equipo, para garantizar un desarrollo óptimo. Por ejemplo, los padres tienen la responsabilidad de asistir a los controles médicos y a los programas de promoción y prevención. De esta manera, se facilita la detección temprana de enfermedades que ponen en riesgo la vida de los más pequeños. Uno de los trastornos físicos más comunes en la infancia es la obesidad. En este caso, son los padres quienes deciden poner a sus hijos en manos de un profesional.

Por otro lado, los pediatras deben escoger sus palabras muy cuidadosamente. No todos los niños están preparados para entender una frase con doble sentido. El sentido del humor puede ser muy efecto en la mayoría de los casos, sobre todo, para suavizar situaciones con cierta gravedad.

Responsabilidades y deberes de la pediatría

Las responsabilidades y los debes de un pediatra incluyen:

  • Realizar diagnósticos y tratamientos de las patologías propias de estas enfermedades.
  • Coordinar actividades de promoción y prevención que permiten realizar una asistencia médica integral. Es decir, un seguimiento meticuloso y constante. Así se disminuye la probabilidad de mortalidad y de la aparición de complicaciones.
  • Brindar atención continua cuando se encuentra alguna anormalidad en el desarrollo.
  • Ayudar a tranquilizar a los niños y adolescentes durante la visita médica.
  • Recomendar y advertir a los padres o encargados de cualquier desarrollo inusual.
  • Evaluar e identificar síntomas.
  • Diagnosticar y prescribir medicación.
  • Interpretar resultados de laboratorio.
  • Respetar el consentimiento de las leyes relevantes.
  • Aconsejar tratamiento o cuidado especializado.
  • Promover hábitos saludables: aplicación de vacunas, estrategias para estimular al niño, controles periódicos, etc.
  • Promover la adquisición de los buenos hábitos alimentarios desde etapas tempranas de la vida. Pues, los niños suelen rechazar los alimentos por estar preparados de forma inadecuado o bien por las texturas y los sabores nuevos. Para solucionar este problema, se les debe introducir el alimento poco a poco para que se vayan acostumbrando.